Camino de Santiado 2023. Etapa 2

Puente la Reina – Torres del Río

Segundo dia, hoy nos levantamos algo más tarde que ayer. Nada más salir atravesamos Puente la Reina y vemos los restos del encierro. Al final hemos hecho bien en no madrugar mucho, porque el recorrido del encierro coincide con el del camino, así que, una vez más, tenemos suerte y hacemos bien en no madrugar.

A partir de aquí, comienza una tortura de camino con unos rampones contínuos y, además, con el firme regulero de piedras sueltas. Una vez más, salimos en ayunas y paramos a los pocos kilómetros a desayunar. Lo hacemos en Mañeru, en un bar que tenía un botijo a la entrada, en el que no perdemos la oportunidad de retarnos a ver quién bebe mejor del botijo. Nada más entrar en el bar, ya empiezan los comentarios sobre nuestra equipación, los Reynolds. Desayunamos un café con algo de picar y Javi, para variar un pincho de tortilla.

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Salimos del pueblo y continuamos el matador sube y baja. En esta zona todos los pueblos están en los cerros y las iglesias, puntos obligados de paso del camino, están siempre en lo más alto del pueblo. A destacar sobre todo el paso por Cirauqui, una brutal subida que culmina en la plaza del pueblo y atravesamos unos curiosos soportales con una pila bautismal en su interior. A la salida, bajamos por una calzada romana para continuar el duro camino.

Un poco más adelante, Javi vuelve a pinchar y nos toca parar a arreglar el pinchazo. Además, parece que la rueda trasera va haciendo un ruido raro y rozan los frenos. Seguimos un tramos menos duros entre viñedos y llegamos a Estella. Allí nos encontramos con un mercado medieval, lo que hace aún más bonita la travesía del pueblo, aunque nos obliga a ir andando y con cuidado por la cantidad de gente que hay. La verdad es que Estella es un pueblo monumental y con la ambientación medieval destaca aún más su encanto. A la salida, vemos un Decathlon y aprovechamos a llevar la bici de Javi para que la revisen. El mecánimo, muy amable, no nos cobra nada. Cogemos unos Gatorades y un par de cámaras de repuesto y seguimos el camino.

Nada más salir de Estella, comienzan unos kilómetros de contínuas subidas que hacer que avancemos muy lentamente. Rondando las 2 de la tarde llegamos al monasterio de Iratxe y aprovechamos a echar un traguito de vino en la fuente de las bodegas de Iratxe, curiosa fuente que de vino y agua a partes iguales. Decidimos seguir un poco más y ya más adelante buscar un sitio para comer.

Seguimos el lento avanzar ascendente y llegamos al pueblo de Ázqueta, en el que decimos parar a comer en una pequeña terraza. A pesar de ser ya las 3 de la terde, no hemos llegado ni a recorrer 30 km, nos está resultando una etapa más dura de lo esperado. Nos atiende una paisana, al principio algo seca, y nos comemos unos platos combinados. Después de comer hablamos un rato con ella y, ya mucho más simpática, nos explica la historia del piano de principios del siglo XX que tiene dentro del bar.

Después de tomarnos un café y un helado seguimos el camino ascendente hasta Villamayor de Monjardín. Casi a la entrada nos encontramos con un aljibe medieval conocido como la Fuente de los Moros. Al llegar al pueblo, disfrutamos de las bonitas vistas que nos ofrece su posición elevada. En lo más alto destaca el castillo de Monjardín, del que Javi nos cuenta una hostoria de otro camino anterior junto a Elisa cuando les dejaron las llaves del castillo. En el pueblo, un hombre muy amable nos hace una visita guiada a la iglesia parroquial y nos cuenta como el camino está revitalziando el pueblo gracias a los albergues y pequeños hoteles que han abierto en los últimos años.

Abandonamos Villamayor ya por un camino de bajada mucho más rápido y descansado que el resto de la etapa y seguimos por zonas de pistas mucho más ciclables que nos anima a ir a buen ritmo. Pasamos por Los Arcos y por Sansol ya bastantes cansados, estando ambos pueblos de fiestas patronales. Ya vamos bastantes cansados y el objetivo inicial de llegar a Logroño se nos antoja bastante lejano por la fatiga acumulada. Llegamos entonces a Torres del Río, de nuevo con una imponente subida para entrar al pueblo. Subimos la cuesta de entrada con gran sufrimiento, el peso de las alforjas es más que evidenta cada vez que el terreno se empina. De repente, a mitad de subida vemos un albergue con un cartel a la puerta «Alojamiento, cena y piscina 30€». Tras un corto debate, casi de cortesía, porque los 3 estábamos reventados y la idea de darnos un baño en una piscina nos seduce de forma parecida, decidimos dar por acabada la etapa y alojarnos allí.

Entramos a nuestra habitación y, nada más entrar, un hombre mayor le suelta a Jaime «Shower», a lo que Jaime le responde «we smell bad?» y el hombre asiente diciendo «yes, shower». La verdad es que después del día de calor y polvo llegamos hechos un cristo al albergue, pero es que no nos dió el hombre tiempo ni a dejar las alforjas para ir a la ducha. Una vez aseados y puesta la correspondiente lavadora con la ropa sucia, nos relajamos en la piscina hasta la hora de la cena. Jaime y Javi se meten ensefuida al agua. Yo, como buen friolero, me lo pienso 2 veces y al final me meto con ellos. ¡Qué gozada darse un baño después de la dureza de la etapa de hoy!».

En el albergue nos dicen que están de Rallys y que el camino a Logroño está cortado por eso mismo, otra vez la suerte nos acompaña y la decisión de no seguir hasta Logroño resulta ser la más acertada, estamos en racha ;-). Damos una vuelta por el pueblo después de cenar y vemos llegar a los coches de la competición y nos quedamos hasta la entrega de trofeos que se hacen a 50 metros del albergue. Ya de noche, nos vamos a la cama y a descansar y coger fuerzas para el siguiente día.