Camino de Santiago

Camino de Santiago 2023. Etapa 4

Santo Domingo de la Calzada – Burgos

Al amanecer nos despierta el gallo del albergue. Resulta que además de las gallinas de la catedral de Santo Domingo de la Calzada, el albergue también tiene un gallo que ejerce de despertador de peregrinos. Preparamos las bicicletas con las alforjas y iniciamos la etapa del día, la última en la que seremos 3 pues ya mañana se nos unirá Miguel Ángel Suarez en Burgos.

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Avanzamos tranquilamente por zonas más llanas hasta llegar al pueblo de Grañón. Hoy el desayuno lo vamos a hacer en un sitio llamado Barbacana, en el propio Grañón, pues un ciclista llamado Fernando a la altura de Logroño nos lo recomendó y nos mandó recuerdos para Javier, el dueño del bar. Era un sitio muy curioso, con un food truck y una terraza a la sombra de unos árboles. El camarero nos cuenta que era un técnico de sonido que trabajaba con Rihanna, pero que pasó por el pueblo de Grañón haciendo el camino, y se se enamoró del lugar y dejó todo para montar el food truck en el camino. Acabamos el desayuno y pasamos al interior de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, con un curioso rosetón con la figura de un peregrino.

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Avanzamos a buen ritmo a través de campos de girasoles y entramos ya en Castilla y León, la tercera comunidad autónoma en lo que llevamos de recorrido. La verdad es que el día se está dando bien con un camino bastante cómodo. Como era de esperar, no podía seguir así siempre y llegamos a Villafranca Montes de Oca donde hacemos un pequeño respiro para tomarnos un Acuarius antes de afrontar la subida al monte de la Pedraja, lugar de masivos fusilamientos durante la Guerra Civil. La subida se hace muy dura en sus primer tramos, pero al menos está a la sombra de robles que mitigan el calor, que ya aprieta a eso de las 12 del mediodía. Sin embargo, resulta ser un nido de mosquitos que se te meten en la cara y tienes que ir cada dos por tres espantándolos con la mano. En esta subida será el primer encuentro con una pareja de franceses, a los que veremos más veces hasta llegar a León. Están haciendo el camino en tándem, una gran proeza, pues lo que queda de etapa es por caminos muy rotos difícilmente ciclables, y más en tándem.

Pasado el monte de la Pedraja, se sucede un sube y baja de caminos muy empedrados, bastante delicados que acaban en un largo tramo a través de lo que parece un cortafuegos entre pinares que parece no acabar nunca, lo que me hace pensar lo duro que debe ser hacerlo andado pues, al fin y al cabo, lo que a nosotros en bici nos pudo suponer una media hora, andando serían mas de 2 horas en medio del monte. En medio de este cortafuegos, nos encontramos con uno de los pequeños «paraísos» del camino. En esta ocasión, una chica tenía montado un pequeño puesto con bebida fresca y algo de fruta que, debido a lo aislado del camino de cualquier otro recurso, se convertía en parada obligatoria. La chica resulta ser muy animada y nos echamos unas buenas risas con ella y con otros peregrinos que también estaban allí tomando un refresco. Al final le damos unos eurillos, sólo pedía la voluntad, y seguimos avanzando pensando en dónde parar a comer.

Tras avanzar varios kilómetros llegamos a San Juan de Ortega y decidimos parar en un pequeño bar con una terraza con sombras. Allí nos encontramos con la pareja de pamploneses que están también comiendo y entablamos una amena conversación con ellos y un grupo de chicas que estaban en la mesa de al lado. Al poco, aparece otro pamplonica que, al vernos con la equipación del Reynolds, nos pregunta si somos de Irurtzum, pregunta que nos acabarán haciendo decenas de veces a lo largo del camino. Nos comemos unos bocatas de chorizo frito y morcilla que nos sientan de miedo y, cuando decidimos arrancar, llegan justo la pareja francesa en tándem. Hablamos un poco , más con ella que sabe español y tras desearnos mutuamente buen camino continuamos la ruta.

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Aquí llega el punto más duro del día, y mira que la chica del «paraíso» entre pinares nos advirtió de ir por otro sitio, pero Javi, ¡ay Javi…!, no recuerda lo duro que era el camino y acabamos yendo por Atapuerca. Tras pasar el pueblo, el «camino», por decir algo, se convierte en una ascenso entre enormes piedras que nos obliga en ocasiones a llevar la bici a cuestas para pasar este tremendo pedregal. Tras un duro trecho de subida llegamos por fin a la Cruz de Matagrande, una gran cruz de madera sobre un montón de piedras. En la cima nos encontramos con una mujer danesa, ya mayor, que nos comenta que tras acabar el camino andando que está haciendo, su intención es comprarse una bici y recorrer Europa en bicicleta. La verdad es que está en forma, pues lleva una enorme mochila. Hablando con ella, nos explica que ella muchas veces duerme en la tienda que lleva a la espalda y por eso lleva una mochila tan grande, para poder ser autosuficiente.

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Una vez pasado el duro trámite del paso por la Cruz de Matagrande, el camino ya es mucho más favorable según nos vamos acercando a Burgos. Para entrar a Burgos lo hacemos por la zona del aeropuerto y luego seguiremos pegados al río hasta llegar al centro. La verdad es que la entrada se hace interminable y parece que no vamos a llegar nunca, rodando por caminos a la vera del río que parecen no tener nunca fin. El calor ya es asfixiante y se agradece el ir bajo la sombra de los árboles. Finalmente, llegamos a Burgos y a su impresionante catedral. Entramos al albergue, a escasos metros de la misma y mantenemos una animada charla con el hospitalero, aficionado ciclista. La verdad es que el albergue está recién reformado y tiene unas buenas instalaciones, además de estar situado en un lugar privilegiado.

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Tras la ducha y la colada de rigor, bajamos a dar un paseo por el centro de la ciudad y, de paso, buscar algún sitio para cenar. Recuerdo que mi madre nos recomendó pasar por la calle San Lorenzo, llena de bares, y así lo hacemos. Acabamos en uno de ellos, cuya barra de pinchos nos entra por los ojos, y decidimos cenar a base de pinchos, a cada cual más bueno. Tras la cena, damos una vuelta tomándonos un helado y volvemos hacia el albergue.

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Como aún queda algo de tiempo para las 10:30 de la noche, hora de cierre del albergue municipal, decidimos cerrar el día tomándonos un chupito en el bar de en frente, apurando hasta el último antes del cierre de puertas. Ya en el albergue, disfruto de la vista desde mi cama, la catedral a escasos metros, y nos dormimos pensando en el siguiente día.

Distancia total: 76141 m
Elevación máxima: 1156 m
Elevación mínima: 631 m
Ascenso total: 1154 m
Tiempo total: 09:35:19

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