Camino de Santiago

Camino de Santiago 2023. Etapa 5

Burgos – Frómista

Ya estamos en agosto. Nos levantamos con tranquilidad, pues nos va a tocar esperar a que llegue Miguel Ángel desde Madrid en el tren. Hemos quedado a la salida de Burgos, el vendrá desde la estación del tren y nos juntaremos a las afueras de Burgos para empezar la jornada. Salimos del albergue y rodamos pegados al río buscando algún sitio para desayunar. Tras preguntar nos indican que hay un bar llegando a la zona de la Universidad que está bien para desayunar y allí que nos vamos. Jaime y yo nos tomamos unos croissant y Javi un pincho de tortilla, que luego el jodío nos dijo que por los visto el bar tenía un permio a la mejor tortilla. Allí desayunando, había un hombre mayor leyendo la prensa, cuando de repente se tira un eructo que retumba todo el bar 🤣.

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Cogemos agua para los bidones y le llevamos un croissant a Miguel, que nos dice que no ha podido desayunar. Después de esperar un rato, llega Miguel y ya estamos los 4 jinetes listos para poder empezar el día. Salimos de Burgos y a los pocos kilómetros nos toca parar a recolocar las alforjas de Miguel, pues le van rozando la rueda trasera. Para solucionarlo, usamos un par de pulpos (si hacéis el camino en bici, llevad pulpos, que sirven para sujetar las alforjas para que no bailen con el traqueteo del camino). Nos pasa un chico de Los Ángeles, Ricardo, el cual llevaba en la mochila un balón de baloncesto, curioso equipaje.

Una vez solucionado el percance, continuamos la ruta pasando por Castrojeriz, un bonito pueblo situado, como no, en un alto. A la salida del pueblo, el camino pasa por dentro de los restos de una antigua iglesia.

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Más adelante, nos topamos con el punto más duro del día, la subida al alto de Mosterales, una dura subida con pendientes medias del 12% que nos pone a prueba tanto por la pendiente como por el calor, pues ya son casi las 3 de la tarde. Allí Miguel descubre que la gravel se le va a quedar corta de desarrollo, pues tiene un sólo plato bastante grande y le falta desarrollo para las cuestas más duras. Celebramos el llegar arriba eufóricos y seguimos, ya con hambre, a ver si encontramos un sitio para comer.

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Llegamos al pueblo de Ítero del Castillo. Recorriendo las calles sólo encontramos una pequeña tienda con unas mesas a la entrada, pero estaba cerrada. Cuando estábamos a punto de irnos, el dueño de la tienda sale y nos pregunta si necesitamos algo. Le decimos que queremos algo para comer y nos abre la tienda para que cojamos lo que queramos. Allí cogemos unas latas de sardinas, embutidos y unas cervezas. El hombre, nos deja unos platos y cubiertos y nos dice que cuando acabemos le dejemos las cosas en la mesa, que él tiene que cerrar y echarse la siesta. Le agradecemos enormemente el habernos abierto la puerta, pues ya eran casi las 4 de la tarde y nos veíamos sin poder comer nada.

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Después de comer ya seguimos la ruta y nos encontramos con José Miguel, sin duda el personaje más curioso que nos encontramos en todo el camino. El tío va en sandalias, con la bici de su hijo con una cesta delante en la que lleva un saco de dormir y poco más. Hablando con él, nos cuenta que es de Burgos y está de vacaciones. Iba a bajar al río, pero nos cuenta que su mujer no tiene vacaciones, su hijo le tiene hasta el moño y le ha dado un aire y ha dicho, pues ya que estoy, me voy a hacer el camino de Santiago, así con lo puesto…

Le dejamos atrás y continuamos el camino. Unos kilómetros después, Javi vuelve a pinchar la rueda trasera, ¡otra vez! Paramos a cambiar la cámara y coger una de las 2 que compró Javi en Estela. Desmontamos la rueda, cogemos la cámara nueva y, ¡Sorpresa!, resulta que las cámaras es de pitorro gordo, y la rueda es del fino… Como su bici es de 27,5″, sus cámaras son más pequeñas y las mías no le valen. Pues nada, a tirar de parches. Ponemos un parche y listo. ¡Qué ilusos! avanzamos apenas unos metros y otra vez la rueda en el suelo… Venga, otro parche y listo. ¿Otra vez? Resulta que otra vez avanzados unos metros vuelve a pinchar. En estas, José Miguel nos pilla y dice, «Tranquilos, que yo tengo una cámara de pitorro fino» Saca la cámara y ¡ohh, sorpresa!, de pitorro gordo, le ha pasado como a Javi, ni se ha dado cuenta al comprarla. Ya cansados del calor y tras hora y media parados optamos por una solución que esperamos que funcione, coger una cámara de la bici de grável. Después de meterla, la hinchamos con cuidad de que no se doble y parece que da resultado.

Con la rueda arreglada, continuamos todos, incluido José Miguel, hasta Frómista. Por el camino José Miguel nos cuenta que ha llamado a su mujer para decirle que se había ido a hacer el camino de Santiago y, qué no sabe porqué, le ha colgado el teléfono enfadada…, ¿¿Qué te esperabas, José Miguel??

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En la entrada de Frómista despedimos a José Miguel que decide seguir un poco más y nosotros decidimos quedarmos ya aquí. Como ya es tarde y no queremos acostarnos muy pronto, decidimos dormir en un hostal, ¡qué diferencia el poder dormir en una habitación 2 solos con sábanas limpitas, un buen colchón y sin ruidos! Cenamos en un restaurante junto al hostal y allí disfrutamos del menú especial de peregrinos, un menú de varios platos a elegir que resultan ser contundentes, nos hemos puesto hasta arriba, qué gozada de cena y por 12€ con postre incluido. Finalmente, nos vamos a descansar y a coger fuerzas para la siguiente etapa.

Distancia total: 66249 m
Elevación máxima: 946 m
Elevación mínima: 797 m
Ascenso total: 738 m
Tiempo total: 09:46:40

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