Camino de Santiago 2023 – Etapa 9

Cacabelos – Triacastela

Hoy hemos dormido como reyes en la habitación del hostal. Nos levantamos sin prisas y comenzamos la ruta, esta vez ya por terreno conocido, pues estamos en la parte del Camino que hicimos el pasado año.
Antes de salir, nos tomamos un café con unos churros de regalo y, mientras desayunamos, vemos unos caballos extraviados por medio del pueblo. Nos hemos reservado 4 días para hacer la parte final del Camino que el pasado año hicimos en 3 para poder aprovechar y disfrutar más de la ruta, ya que, el año pasado, hicimos el camino con etapas muy largas, por la falta de tiempo, y no pudimos disfrutar tanto como nos hubiera gustado. En conclusión, que no hemos madrugado.

Avanzamos en un tramo entre viñedos tranquilamente hasta llegar a Villafranca del Bierzo, donde ya desayunamos en condiciones para coger fuerzas de cara a la subida al Cebreiro.

Tras el desayuno seguimos la ruta y antes de llegar a Vega de Valcarce aprovechamos a lavar las bicis en la gasolinera, pues ya van chirriando las pobres y, de paso, a ver si con el lavado y posterior engrase se hace más llevadera la subida al Cebreiro. Al poco, nos encontramos con el mítico José Miguel, el burgales que salió de casa con lo puesto y se fue a hacer el camino. Hablamos un rato con él y nos dice que ha quedado con su mujer en Cacabelos para pasar unos días, así que se ha chupado el Cebreiro ida y vuelta. Nos despedimos deseándole suerte y comenzamos las rampas de aproximación al Cebreiro.

Paramos a por unos Acuarius y unos plátanos en Vega de Valcarce y seguimos ,pasando por Ruitelán, en donde nos encontramos a un par de sevillanos que ya van empujando la bici. Aún no han empezado las rampas y, aún yendo sin alforjas, pensamos, «estos no llegan a Santiago…» Más adelante volveremos a coincidir con ellos, Isabelo y Jorge, padre e hijo con los que estableceríamos una bonita amistad e, incluso ,culminaríamos el Camino juntos. Da gusto encontrarse con tan buena gente.

Comenzamos las rampas del Cebreiro ya pasada la 1 de la tarde, no sé cómo lo hacemos que acabamos haciendo los tramos más duros en las horas de más calor. Aún con eso, este año no estamos como el anterior con ola de calor y se hace más llevadero. Como ya nos pilla con buen fondo, aunque la subida sigue siendo muy dura, la hacemos mejor que el año pasado y llegamos sobre las 2 y media de la tarde a la cima. Nos tomamos algo en el bar de la entrada, pero nos resulta imposible comer. Es fin de semana y está todo a tope de turistas, que sumados a los peregrinos, llenan todos los restaurantes. No queda más remedio que seguir, al menos es cuesta abajo.

A mitad de la bajada nos paramos en la «venta Jaime» y comemos a base de latas y embutidos. Allí coincidimos con un peregrino francés que venía desde el sur de París andando. Era su segunda parte, pues en la primera le pilló la pandemia en Pamplona y tuvo que volverse. Le invitamos a un café mientras charlamos un rato con él y, tras descansar un rato, seguimos la ruta.

Ya nos queda sólo subir el alto de San Roque y el alto do Poio. En este último, Javi y Jaime se pican como locos y suben a toda leche. Miguel Ángel decide bajar por la carretera hasta el albergue de Triacastela, mientras nosotros 3 bajamos por el camino. Teníamos ganas de bajar por el camino, ya que el año pasado íbamos muy cansados y pillados de tiempo y decidimos bajar por carretera.

Al final, es todo un acierto. La bajada es de los tramos más bonitos que hemos recorrido y lo disfrutamos a tope con el entorno y las vistas que lo acompañan. Finalmente, llegamos al alberge de Triacastela, el mismo del año pasado que tanto nos gustó. Para cenar, también repetimos el sitio, el restaurante Xacobeo. Dispone un menú del peregrino que es una gozada, un montón de platos muy variados y abundantes y a un precio muy módico, de los mejores restaurantes calidad/precio del camino.

Completamos la cena con unos chupitos caseros que nos ofrecen y volvemos dando un agradable paseo hasta el albergue para, una vez recogida la ropa, ir a nuestra habitación a descansar.