Camino de Santiago

Camino de Santiago 2023 – Etapa 11

Gonzar – Arzúa

Hoy nos dejan levantarnos algo más tarde, así que como la etapa va a ser corta, unos 45 km. pues aprovechamos a dormir un poco más. Sobre las 9 vamos a desayunar y nos encontramos la cafetería a tope de peregrinos, todos los que se han quedado en Portomarín, están llegando aquí y se paran a desayunar. Tomamos un café y empezamos la ruta. Hoy tenemos que ir esquivando a todos los peregrinos que van andando, que son un montón. En esta parte del camino han cambiado los peregrinos. Hasta ahora poca gente, la mayoría sola o en grupos pequeños y mucho extranjero. A partir de aquí, muchos grupos de gente, la mayoría sin mochila (alquilan el transporte de mochilas entre albergues para ir de vacío) y en su mayor parte españoles. Los primeros kilómetros son de subida, y el resto se convierte en un continuo sube y baja típico del Camino en Galicia.

Nos encontramos de nuevo con Isabelo y Jorge, empujando sus bicis en una cuesta, y nos paramos un rato con ellos para ponernos al día y hacernos alguna foto. Les dejamos y seguimos hasta «», donde tiene un perro del que se encariñó Miguel el año pasado. Paramos y hacemos el desayuno fuerte del día que, por cierto, es una gozada: una barrita con un tomate natural buenísimo y un vaso de tubo hasta arriba de zumo. Allí charlamos con otro ciclista, este paisano mío, de Ávila. Ya nos cruzamos con el subiendo la cruz de Ferro pero apenas hablamos con él. Charlamos un rato y seguimos la ruta.

La ruta sigue con el sube y baja y, en una subida, un chaval nos pasa corriendo, menudo ritmo lleva. A pesar de seguir con bajadas en las que vamos rápido, no le alcanzamos hasta que llegamos a Palas de Rei. Allí paramos en la iglesia a sellar y hacemos una pausa. Nos comenta que él es atleta y que está haciendo el Camino corriendo para entrenar, un máquina el chaval. Justo llega el abulense y charlamos un rato con él. Seguimos el camino y pasamos por San Xulian do Camiño, ¡qué recuerdos! El año pasado dormimos aquí la última noche junto con Esteban, Ignacio, Javier y Jesús, que este año no han podido acompañarnos. Fue una etapa muy dura y épica en la que algunos llegaron ya al anochecer. En fin, qué recuerdos. Sellamos en la parroquia en la que Esteban celebró la eucaristía el pasado año con Miguel y seguimos.

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Avanzamos con tranquilidad pasando peregrinos a pie hasta que llegamos a Melide. Una vez aquí, no podemos evitar parar a comer unas raciones de pulpo, así que paramos en el mítico Ezequiel y nos tomamos un pulpito recién hecho. Al salir, aprovechamos a comprar algunas pulseras de recuerdo en una tienda junto al Ezequiel antes de seguir la ruta.

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A pesar de ir tranquilos, la ruta es dura por culpa de los continuos sube y baja que se convierten en un rompe piernas. Además, en las partes que transcurren por las carretera comarcales, hay un continuo trasiego de furgonetas llevando mochilas entre albergues que van bastante rápido y hay que ir con cuidado.

Aunque estamos ya cerca de Arzúa, tras una bajada vemos un sitio con encanto, un «paraíso» como los llamamos, y paramos a tomar unas cervezas. Tras el refrigerio, seguimos la ruta con una dura subida y a los pocos kilómetros llegamos al destino del día, a la entrada de Arzúa.

Hoy, por primera vez, llegamos a la hora de comer al destino, un lujo. Comemos en el restaurante, muy bien para variar, y charlamos con el camarero, un ibicenco que ahora está aquí trabajando. Entramos a las habitaciones y tenemos un pequeño lío. Javi reservó x internet una habitación de 4 pero resulta que lo reservó para mañana, se lió con las fechas. En la recepción nos ofrecen un cambio por 2 habitaciones dobles por 15€ más, así que lo hacemos así. Tras las duchas, hoy tenemos tiempo de echar hasta una siesta, menudo lujo, y de lavar las bicis con una manguera que nos dejan.

Ya por la tarde, subimos al pueblo a dar una vuelta y, de paso, cenar. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con Isabelo y Jorge, qué alegría. Nos tomamos una cerveza en una terraza y después nos vamos a buscar un sitio para cenar, algo que nos resulta casi imposible. Entramos a varios restaurantes y están todos llenos o cerrando las cocinas. Al final acabamos cenando en un tienda de embutidos que tenía unas mesas, unas tablas de ibéricos y unos quesos, todo muy bueno. Jorge insiste mucho en invitarnos a cenar, así que tenemos que dejarle y darle las gracias. Nos despedimos y deseamos una buena última etapa del camino y nos volvemos a la pensión a descansar hasta el día siguiente, el último día del Camino.

Distancia total: 45768 m
Elevación máxima: 736 m
Elevación mínima: 336 m
Ascenso total: 1032 m
Tiempo total: 06:34:21

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